miércoles, 14 de mayo de 2008

POLIMEROS: EFECTOS Y APLICACIONES DEL BISFENOL A

Sociedad

INVESTIGADORES Y FABRICANTES DISCUTEN SOBRE LOS RIESGOS PARA LA SALUD

Polémica por una sustancia tóxica presente en mamaderas y envases

Es el bisfenol A, un compuesto usado en plásticos "duros". Estudios en animales revelaron que puede producir lesiones precancerosas y pubertad precoz. Aquí, la ANMAT está alerta y en hospitales se usan mamaderas de vidrio.

Por: Sibila Camps

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Un compuesto que se utiliza en la vida cotidiana

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La difusión de sendos informes oficiales en Estados Unidos y Canadá, acerca de los efectos tóxicos de un componente de ciertos plásticos, desató una polémica entre la comunidad científica y los fabricantes, incluso en la Argentina. Entretanto, en tres hospitales porteños ya utilizan mamaderas de vidrio para la atención de recién nacidos (Ver "Reemplazo...").
Tal como informó Clarín el 17 de abril, el Programa Nacional de Toxicología de los Estados Unidos dio a conocer las conclusiones elaboradas por un panel de expertos, que analizó los trabajos sobre los efectos del bisfenol A (BPA) en la salud. Al mismo tiempo, y tras revisar estudios propios y otras 150 investigaciones, el gobierno de Canadá anunció que desde 2009 prohibirá las mamaderas de plástico.
Sucede que los fetos, los bebés y los niños pequeños son los más vulnerables a la exposición, incluso a cantidades muy pequeñas de BPA: la evidencia científica, en animales de laboratorio, res palda "cierta preocupación" porque puede causar alteraciones en el cerebro, lesiones en próstata y mamas, y pubertad precoz.
El BPA se utiliza en la producción de policarbonatos -muchos de ellos, envases o recipientes de bebidas y alimentos-, y de resinas epoxi, que entre otros usos recubren el interior de las latas y de los toneles de vino, y endurecen los sellantes dentales.
Esos plásticos "están aprobados por la ANMAT, están dentro de su nivel de seguridad, y por lo tanto no hay ningún riesgo para la salud. En enero de 2007, la Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA) dijo que no hay ningún riesgo en el uso de los policarbonatos, y aquí nos manejamos con los mismos valores", afirmó a Clarín el ingeniero Mario Tonelli, gerente técnico de Plastivida Argentina, asociación civil formada por los principales fabricantes de plásticos.
Según el Departamento de Evaluación Técnica del Instituto Nacional de Alimentos (INAL) de la ANMAT, el poliuretano que estará en contacto con alimentos no debe liberar más de 3 miligramos de BPA por kilo. El INAL lo verifica únicamente antes de aprobar la fabricación en serie.
En el INAL dijeron estar atentos a "lo que publican otras agencias. Estamos preocupados, y lo vamos a discutir entre los países del Mercosur, para ponernos de acuerdo", señaló la licenciada María Luz Martínez.
Pero son esos valores los que ahora están cuestionados, ya que se basan en estudios de toxicidad en ratas que tienen más de dos décadas. "En nuestras experiencias empleamos dosis mil veces menores", alerta Enrique Luque, director del Laboratorio de Endocrinología y Tumores Hormonodependientes de la Universidad Nacional del Litoral. Su equipo, formado por 18 profesionales, ha comprobado los efectos nocivos del BPA en animales, y esos trabajos fueron tenidos en cuenta para el informe de EE.UU.
En términos de alteración hormonal, diferentes dosis pueden activar o suprimir distintos ge nes, apunta el biólogo Frederick vom Saal, de la Universidad de Missouri, y uno de los principales especialistas en el tema. El panel de expertos indica que hacen falta más estudios para confirmar los efectos adversos de dosis mínimas de BPA en el desarrollo humano, pero no lo descarta.
El informe señala una incidencia "insignificante" del bisfenol A en mortalidad fetal, malformaciones o bajo peso al nacer. En cuanto a sus efectos en adultos, los estudios son insuficientes, aunque podría afectar la fertilidad en hombres expuestos a altos niveles de BPA en su trabajo.
Las reacciones frente a los estudios científicos son diferentes. En un comunicado, Chicco Argentina SA afirmó estar "en pleno conocimiento" del tema, y atenerse "a las indicaciones y posturas" de la agencia reguladora europea. Si bien desde la Sociedad Argentina de Pediatría aún no hay posición al respecto, los servicios de Neonatología de tres hospitales porteños ya usan sólo mamaderas de vidrio.
Las filiales canadienses de Wal-Mart y Sears, y la principal droguería del país, Shoppers Drug Mart, retiraron de sus locales los productos con BPA destinados a alimentos. Y en Rochester (EE.UU.), Nalgene, fabricante de botellas de plástico, anunció que reemplazará el bisfenol A en su línea para picnic. "Lo importante es que se trabaje sobre el principio precautorio, en vez de esperar diez años a que un estudio demuestre que ha impactado en miles de niños", alienta la doctora María Della Rodolfa, de la campaña "Salud sin daño".

Cómo prevenir

Los riesgos -comprobados, potenciales o probables- del bisfenol A (BPA) para la salud humana se han manifestado a través de la ingesta. En esa dirección apuntan las recomendaciones, y muy especialmente hacia los bebés hasta los 18 meses de vida y hacia las embarazadas, ya que el BPA atraviesa la placenta y llega al feto: ése es el período de máxima vulnerabilidad.
Dar de mamar exclusivamente durante los primeros seis meses de vida.
Utilizar biberones de vidrio, con tetina de látex o de siliconas.
Conservar la leche materna extraída en recipientes de vidrio.
En lo posible, evitar las botellas y los recipientes de plástico para conservar alimentos y bebidas.
No guardar jugos en recipientes de plástico.
No conservar alimentos grasosos en recipientes o envoltorios plásticos.
No calentar alimentos ni líquidos en recipientes de plástico (la liberación de BPA se produce por el calor, sea por microondas, a baño María, en el horno o al sol).
Lavar los recipientes de plástico con un jabón suave, no con detergente.
No comprar alimentos en latas para niños pequeños.
No calentar alimentos ni bebidas dentro de las latas.
No exponer las latas con alimentos o líquidos al sol.

Reemplazo en hospitales porteños

Tres hospitales de la Ciudad de Buenos Aires ya cambiaron las mamaderas de plástico por otras de vidrio, con tetinas de látex o de siliconas. Lo hicieron a partir de la campaña "Salud sin daño", iniciada por la Asociación Argentina de Médicos por el Medio Ambiente (www.aamma.org.ar).
El Hospital Rivadavia fue el primero en apuntar al objetivo de convertirse en un "hospital saludable, para los pacientes y para los que trabajamos en él", cuenta el jefe de Neonatología, Luis Somaruga. Su servicio fue pionero en erradicar los termómetros de mercurio. Luego descartaron los biberones de plástico, y continúan reemplazando todos los insumos posibles que contengan poliuretano o PVC, sobre todo en las cinco unidades de cuidado intensivo.
También volvieron a las mamaderas de vidrio el servicio de Neonatología del Hospital Fernández, y el Hospital de Niños Pedro de Elizalde.

¿Estamos protegidos?

Sergio Danishewsky

Aun sin encender la alarma, la lectura de este informe deja cierta sensación de desprotección. No hay, al menos hasta ahora, autoridades locales que se opongan explícitamente al uso de utensilios que contengan bisfenol A, y todos los estudios que arrojaron resultados positivos se realizaron en ratas. Lo preocupante del caso es que países en muchos sentidos más modernos que el nuestro decidieron sacar las mamaderas de circulación. ¿Serán los otros demasiado celosos? ¿Exagerarán con las precauciones? ¿O será que nuestras sociedades, tan remolonas en tantos aspectos, se preocupan por los suyos un poquito menos de lo que debieran? Y una pregunta algo más molesta: ¿en cuántas otras cosas importantes vendremos a la cola sin saberlo

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